Son las 12:40 de la noche, me encuentro sola, leyendo algunas historias de los Reyes, de algunos que dicen los versos fueron también magos. Me acompaña una luz tenue que ha de dañar mi vista y una taza grande de chocolate amargo.
Parece que mis páginas son amargas como el chocolate, un sorbo.
Respiro.
En realidad no lo son.
De fondo, acompaña alguna canción en cuarteto de cuerdas que no se nombrar pero viene muy bien a esta noche fría, la noche número cinco del año nuevo. Es enero.
Se han celebrado las fiestas, algunos se reunieron, otros se rencontraron y unos más se marcharon.
Me temo, que estos recuerdos vienen porque sucedió lo último. No estoy triste, bueno... a veces.
Pero no esta noche.
A veces me llega la nostalgia de algunas cosas bellas, como un vago recuerdo, como si, se dibujara un columpio en el tiempo. Comímos rosca de reyes, yo disfrutaba un chocolate amargo mientras reías y con tal osadía subiste ese zapato a la mesa del restaurante. Me moleste, pero lo hiciste para eso, para hacerme reír y enojar a la vez.
Al principio eran buenos tiempos, reíamos como niños tontos de cualquier cosa y no parábamos de hablar. No sabias bailar, pero disfrutabas de mis historias inventadas... como esa de los reyes de oriente cuya rosca había nacido en Francia y escondía en su interior una pequeña haba que daría privilegios a quien la encontrará. Alguien me contó, para poder contarte que en España esa rosca de los reyes tenía el nombre de "roscón", era hecha con las manos de una abuela, en agua de azahar y decorada con frutos secos.
Dicen las hojas de mis libros viejos, que la rosca simboliza el amor de Dios y sus frutas cristalizadas son pequeñas joyas que representan la gracia, que tejen la prosperidad, felicidad, paz y amor. El haba fue cambiada con el tiempo por la semejanza en figura del niño Jesús, quien permanece escondido en el interior simbolizando el momento cuando María y José escondieron al niño Dios del rey Herodes, pues éste, ordenó matar a todos los niños pequeños cuando supo que había nacido el 'Rey de Reyes'.
Y terminaste buscando una justificación a tu zapato obsequiando un final a mi historia, diciendo que el zapato y los reyes data de una vieja leyenda en España, pues dos pequeños niños compañeros de juegos del Niñito Jesús, decidieron obsequiarle sus zapatos al verlo siempre descalzo sin embargo al día siguiente, los zapatos de aquellos niños aparecieron llenos de regalos y dulces, como premio a sus buenas intenciones.
Y el chocolate solo es un acompañante que ameniza a la rosca, degusta las letras, sella los labios con un beso amargo mientras dibuja la prosperidad del niñito en la rosca hacia el próximo dos de febrero, o al menos eso dicen las hojas de mis libros viejos.
Ivette Muro.
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