Llegué a Guadalajara un frío Diciembre del 70, no había tantos carros como los hay ahora, las calles eran amplias, empedradas, frescas… los niños jugaban en la calle y más tarde bebían chocolate en casa, Guadalajara era como una rosa en crecimiento, bella, pavorosa, con ese olor que bien dice la canción “a tierra mojada”
Te recuerdo hace algunos años, sigilosa, sin tanto ruido en las grandes avenidas…
En definitiva has cambiado, hemos cambiado… del feliz año setenta, ahora vivo mis setenta felices años, un equilibrio entre el tiempo, la razón y la intuición.
Tú, también estas por cumplir años ¡No te hagas la loca! o ¡como que la Virgen te habla! Cuatrocientos setenta y seis, nuevamente hablamos de setenta, cuatrocientos y seis más.
En realidad, me llena el corazón de dicha saber que cumples años y aquí seguimos festejando contigo, sigues siendo la misma rosa, aquella que eras, hace tantos días atrás… pero ahora eres más frívola, tienes un aire de altanera que mira con desdén, de reojo, desde los edificios altos, cristalizados por esos desniveles de avenidas…
¡Pero para mí! ¡Tú! ¡Tú sigues siendo la misma!
La empedrada, la que camina por las calles de adobe y teja, la que tiene mercados, plazas y arquerías, la conquistada, la que sin ser de la nobleza, guarda recuerdos de palacios como el Medrano y el de las vacas, la que juega entre añoranzas como los niños que habitaron el Hospicio, ¡Sigues siendo la misma!
Guadalajara mestiza, que en tus manos acoges bien tu nombre “el rio que corre entre piedras” y con tus manitas morenas y blancas enjuagas la ropa en el mismo rio San Juan de Dios.
Para mí, tú sigues siendo la misma; entre tus canas yace ya un rubio cabello como al principio de tus días, eres y sigues siendo: “bonita”.
Como dicen que son las tapatías, mujeres bellas de ojos grandes, sin embargo para que una mujer sea interesante, una digna perla de Jalisco, no es suficiente que su belleza sea visible, pues para poder llamarse realmente “Tapatía” debe poseer agallas, que digo ¡gallardía!
Como la misma Beatriz Hernández que en su voz se relatan las memorias: “El rey es mi gallo y yo soy de parecer que nos quedemos en Valle de Atemajac y si otra cosa se hace, será en contra de Dios y del Rey, ¿Qué nos ha de hacer Guzmán? ¡Si él ha sido el causante de los trances en que ha andado esta villa!
Después de tres intentos, Nochistlán, Tonalá, Tlacotán, creciste de manera empalizada en el Valle de Atemajac, han pasado tantas cosas en tu andar, en mi vida…
¡Pero en esencia Guadalajara mestiza, sigues bella, porque sigues siendo la misma!
¡Felicidades Bonita!
Comentario transmitido en La Hora del Juglar- Radiometrópoli.
Testimonio: Socorro G. Corza.
Ivette Muro.
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