top of page
Cacao Magazine
Comparte tus experiencias de viaje de México y el mundo, recomendaciones  de hospedaje, gastronomía, tradiciones, cultura popular, arte, literatura, poesía o simplemente  lo que mas te sorprenda del sitio que visitas.

¡Forma parte de nuestra comunidad de escritores!


Escríbenos a:
vetcacao@gmail.com

Libre de ti



Son las diez cincuenta y nueve de la noche.

Esta noche no me acompaña un café, ni un cigarro o el olor tu camisa sobre puesta encima de mí.

Han pasado nueve meses, desde nuestra ultima pizza, han pasado doscientos cincuenta y dos días desde aquel café sin azúcar.

Dicen que cuando dejas de pensar, sale el sol y la luna es más brillante.

No sé, si eso sea verdad, porque he visto tantas lunas florecer en noches de lluvia desde mi ventana.

Hoy no hay luna, esta noche no me acompaña el café amargo, han pasado ciento veintiocho días desde nuestro ultimo encuentro y ahora que lo analizo, ciento veintiocho es un número perfecto, uno, dos y el infinito…

Como si contara mi hacer, como si me lanzara de algún precipicio, descalza en el último piso, respiro, cuento: uno, dos… cierro mis ojos.

Me lanzo.

Pero no al ¡tres! Sino, al vuelo infinito, no para caer, si no para volar.

No abajo. Arriba.

Esta noche no me acompaña el café amargo.

No, esta noche es distinta.

Te recuerdo, sí, quizá, con un poco de nostalgia, bebo una botella de agua fría, si, fría.

Mis labios, los besa esta noche, el cristal de una botella con agua natural, fría.

Como tú.

Como yo.

Fría.

¿Y te digo algo?

Te recuerdo con cariño, te recuerdo con nostalgia, pero, no, no te extraño.

No hace frío aquí, hay días en los que la lluvia, ha dejado crecer grandes praderas verdes en mi alma, con un sol interno y unas cuantas mariposas amarillas sobrevuelan el sendero.

Me encanta tu música, pero no lo suficiente para que cante suavemente a mis oídos todas las noches, aunque mentiría si no te confieso que tantas han sido las lunas, testigo de aquellas gotas de agua derramada sobre mí cara y mí pelo, con tu música, con el piano, con las cuerdas de la guitarra vieja, con mis gotas de agua salada y tú flamenco.

Amo tu música pero no lo suficiente para que me acompañe toda la vida.

Confieso que te recuerdo con cariño, me agradas, si, quizá me gustes, solo que ahora un poco menos, pero solo un poco menos.

Te recuerdo con nostalgia pero he de confesarte, que no te extraño.

Ahora, puedo verte a través de medios virtuales en coincidencia de amigos en común, entrevistas, risas, brillas, siempre has brillado.

Escucho tu voz, me encantaba escuchar tus canciones cerca de mí, tus interminables charlas…

Tu risa compartida con la mía, el timbre de tu voz, la melodía de tu guitarra, aquella barba que rosa tus mejillas y nuestras manos entrelazadas; te recuerdo con cariño, pero no te extraño.

Y estoy segura de ello, porque no deseo compartir mi camino contigo, ni mi café amargo, ni mi chocolate frío.

Te recuerdo con cariño, como un momento de valioso aprendizaje en mi vida.

Dejaste huella en mi vida, brilla en mi una melodía de música en la ocarina cautiva, pero también duelo de titanes en la cueva sulfurosa, con tu corazón frío, en una bipolaridad irreverente, pero no estoy aquí para reprocharte en letras.

No, ya ha pasado tiempo, ya han brotado mares y lluvias de mis montañas oculares, no estoy para reprochar nada, no esta noche, ni hoy, ni más adelante, porque sé que el camino ya marcó para nosotros senderos soleados, caminos distintos y no, no, nos volveremos a encontrar.

De eso me encargaré yo misma.

No porque guarde en mi alma un dolor incrustado en el tiempo resentido.

No, realmente es porque deseo que estés bien, tranquilo.

Libre de mí.

Te recuerdo con gratitud y cariño.

Porque no te extraño.

Porque esta noche, puedo decirte, que te recuerdo con cariño, algo de amor queda de ti pero no el suficiente para añorar lo ya perdido.

Sonrío sin ti, por mí y aunque tu música suena para mí en melodías internas, esta noche como muchas otras, sin tu voz, ahora soy yo quien canta.

Cada melodía tienen voz propia, esta noche como hace tantas, aunque cantes nuestras letras a la distancia, cada cuerda me vibra el alma, con un pequeño esbozo de nostalgia.

Tres minutos veinte, tienes en cuerdas para dibujar toda nuestra historia, la misma que en tu voz acariciaba mi pelo y podía darle vida entonces a las notas flamencas de una historia que no conocía final...

Lloro nuevamente, me gustaba ser el coro en tu guitarra, mientras mis pies danzaban externado en teatro y cuerpo aquellas letras del resoplar de tu piano o el cuarteto de cuerdas.

En tres, seis, ocho, nueve, once minutos permanece esa vibración, pero las canciones también se acaban.

Sí, conozco mi canción, la conozco... cierro mis ojos, aunque las cuerdas me hagan que vibre el alma, puedo decirte que las notas no vibran infinitamente en el corazón.

Te recuerdo con cariño.

Pero no, no te extraño.

Eres libre de mi.

Beso con mis labios fríos el cristal de una botella con agua, insabora.

No, no es nostalgia, porque la nostalgia no sabe a nada.

No hay gotas, esta noche como muchas tantas en estos ciento veintiocho días o en doscientos cincuenta y dos que rebela el alma, puedo confesarte que tu piano ya no me acompaña,

Ya no hay agua salada, ni café amargo.

No hay mas noches oscuras con gotas saladas en mi almohada, te abrazo como amo a la desolación del pensamiento número cinco que baila en mi alma y cuerpo.

Sin piano, no me quemo por dentro.

Bendigo tus sueños.

Un beso de cristal, labios, agua fría.

Libre de ti.



-Todos los Derechos Reservados -

REGISTRO INDAUTOR.


Archivo
  • Instagram
  • Facebook
  • YouTube
  • TikTok
  • Twitter
Entradas recientes
bottom of page